DOS FECHAS
MEMORABLES
El 14 de junio de 1974 el ejecutivo Nacional
por recomendación del Consejo Nacional de universidades, crea la Comisión organizadora de la Universidad de Los
llanos Occidentales. Quedando conformada la mencionada comisión por los
doctores Manuel Vicente Benezra, Humberto Jiménez González, Carlos Emilio Muñoz
Oraá, Ricardo Valderrama, Antonio J. Álvarez, Gilberto cárdenas, Alfredo Ducharme, Juan Pedro del Moral,
Antonio Aranguibel, Félix morales Bueno
y Francisco Manzanilla.
No habiendo en estos llanos ningún Instituto
de Educación Superior, se pensó en construir un modelo diferente, transformador
y revolucionario. Con esa filosofía nació la Universidad Nacional
Experimental de Los Llanos Occidentales Ezequiel Zamora, fundamentada en la Ley Nacional de
Universidades, que da la oportunidad de ensayar nuevas orientaciones, que nos
alejen de los modelos tradicionales y así edificar una universidad que
investigue, forme y ofrezca nuevas vías y elementos que contribuyan a mejorar
la calidad de la educación y por consiguiente afiancen el desarrollo económico,
social y cultural de nuestra región de los llanos.
Hasta el epónimo de nuestra universidad
llanera marcó pauta de innovación, el hecho de que se bautizara con el nombre
de Ezequiel Zamora, estaba rompiendo
las barreras tradicionales en estos casos.
Ezequiel Zamora, controversial personaje,
para unos el general del pueblo soberano, el terror de la oligarquía o el
valiente ciudadano; titulo que con sobrada razón el Concejo Municipal de
Barinas le otorgara el 14 de junio de 1859, pero lamentablemente para otros
este personaje es el incendiario de Barinas, el pulpero de Cúa, cuatrero,
bandido y sanguinario.
Es razonable
pensar que aquel que sólo ha escuchado el nombre de Zamora, ya sea en el
sencillo verbo de la exaltación de sus hazañas o en el candente repudio de la
godarria, sentirá de acuerdo a ambas circunstancias la sensación de admiración
o pánico. Tal situación aún persiste a través del tiempo, a pesar de que han
transcurrido 192 años de su nacimiento.
La universidad, tiene la responsabilidad de
investigar, estudiar y analizar el pensamiento y vida del conductor de la Revolución Federal ,
revolución centrada en el espíritu de su vivencia muy cercana a los desposeídos
y explotados de la sociedad venezolana. Una sociedad que heredaba de la colonia
profundas contradicciones políticas, sociales y económicas, donde las promesas
de tierras y hombres libres se desvanecieron a cambio de privilegios para unos
cuantos terratenientes y donde el latifundio invadió la nación.
Ezequiel Zamora, es quien
capitula todo ese descontento producto de las promesas incumplidas. José
Antonio Páez se convirtió en un elemento servidor de la oligarquía naciente y
uno de los mayores terratenientes de la nueva república.
Zamora
se consolida como el caudillo político y militar que aprovecha tales circunstancias, que lo transforman en la esperanza redentora
de un pueblo con sed de justicia social, ansioso de una autentica libertad que les permitiera vivir en iguales
condiciones.
La lucha fue tenaz, solidaria y emprendedora.
La universidad llanera, hizo eco de su gentilicio. El llanero es del tamaño del
compromiso que se le presente. No se amilana ante la adversidad.
El Comité de “Amigos de la Universidad Rural
de Barinas”, se constituyó el 11 de febrero de 1974, conformado por el
ingeniero José Padilla, quien lo presidía y los ciudadanos Segundo Rojas
Garrido, Avelino Rodríguez Marcano, José Eladio Valecillos, Vicente Peña
Pulido, José León Tapia y Arturo Francis Hernández.
Desde el 11 de febrero de 1974, hasta el 7 de
octubre del año siguiente se emprendieron una serie de acciones por asegurar la
sede rectoral para Barinas. Razón tiene Vicente Peña Pulido en afirmar, que “Barinas vive un episodio único en su
historia y que vale la pena recordar; una lucha solidaria de todos sus
estamentos sociales, particularmente en la capital, tratando de conquistar la
sede principal de la
Universidad de los Llanos”.
Este ejemplo, de tenacidad,
constancia y perseverancia de todos los barineses que en una sola voz exigían
la sede principal para Barinas, ahora más que nunca le debemos imitar, en
momentos, cuando el país nos ofrece múltiples oportunidades y el desarrollo del
Estado avanza a pasos seguros. Y así convertir nuestra primera Casa de Estudios
en el centro de discusión y debate de nuestra rica región llanera.
Las autoridades universitarias, tienen la
delicada responsabilidad de dirigir nuestra máxima casa de estudios, con visión
y misión transformadora que asegure la formación de un ciudadano integrar,
humano, productivo y capaz de convivir en este mundo tecnológico y globalizado
que avasalla el alma nacional.
Nuestra universidad esta obligada a formar un
ciudadano con conocimiento de historia y ha convertirse en una universidad
humanística, propulsora del desarrollo sustentable y endógeno; pero
lamentablemente el país perdió por mucho tiempo el horizonte y por ende nuestra
universidad opaco su destino.
En esta nueva oportunidad de sueños y
esperanzas, en el que, el país nacional se debate, es propicia la ocasión de
resurgir con ímpetu y retomar la fe y el camino de nuestros libertadores y
hacer que nuestra universidad siga brillando como brilla el sol en el llano.

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