PLAZA BOLIVAR DE BARINAS

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ESTATUA PEDESTRE DEL LIBERTADOR PLAZA BOLIVAR DE BARINAS

martes, 28 de enero de 2014

LLANO ADENTRO  EN LETRA VIVA

(Volumen II)


LA TORTILLA VOLTEADA                                         

A Carlos Lusson Pulido, residente en Caracas, quien recientemente visito en Barinas la casa pulideña y al amigo Manuel Pulido Núñez, residente en el estado Falcón y asiduo lector de esta columna, ambos descendientes de esta familia de próceres, que brillan en las páginas de la historia de Venezuela y América.

Poema en 12 décimas escrito por el polifacético y controversial don Nicolás Antonio Pulido Briceño, donde el ilustre barinés, expresaba sus sentimientos y  modo de pensar. Este  poema es una alegoría a  lo que él advertía cuando todos animaban la causa independentista y él en el cabildo abierto que se celebraba en mayo de 1810 en Barinas con su concienzuda razón y convencido de sus palabras, les manifestaba  “¿ Qué más quieren ustedes?” todo lo tienen, y todo se proponen perderlo, van a perderse y arruinar estos pueblos, por mi parte, tendré que seguir la suerte común; y lo peor que voy a hacerlo con la intima convicción de que vamos a un suicidio”.
Así fue no vacilo en apoyar decididamente la causa independentista, con sus ideas, dinero y cualquier otro recurso necesario, sin importar los sacrificios que cobraban las circunstancias.
Sus padres fueron don Antonio Pulido y León y María Inés Briceño Pumar. Contrajo matrimonio con María Ignacia Pumar, hija de don José Ignacio del Pumar,  Marqués de las riberas  de Bocono y Masparro. Se desempeño como interventor de la Real hacienda  de Barinas, diputado por Pedraza; abrazo la causa republicana desde sus comienzos y participó activamente en la guerra de independencia. Muere   en 1834.
 Don Nicolás Antonio Pulido a diferencia de su hermano Juan José, no era partidario de la disolución de Colombia.  Decepcionado por la situación política de aquellos  tiempos y por tantos desengaños, se retira a la vida privada y de nuevo en su Barinas natal, se dedica a lo que siempre había cultivado, su inteligencia y su talento al arte de escribir.  En 1823, escribe este histórico e interesante poema que alude los momentos que para entonces vivía  la patria.


I

La tortilla está volteada
Volteada está la tortilla
Y es  funesta maravilla
Venir del ser a la nada.
Principió cruda y quemada,
Quedo pésima en sazón
Por ser contra la razón
El tortillero violento;
Y porque sesos al viento
Apoyaron la moción


II
Aprended flores de mi
Lo que va de ayer a hoy:
Hoy con patria nada soy,
Sin patria ayer mucho fui.
Tomad el ejemplo en mi,
Y contén vuestra pasiones,
Huye de revoluciones,
Mira atenta a Venezuela
Que solo ha quedado en Zuela
Con el vene en los talones.





III
Los más yacen arrollados
En tristes departamentos,
Cuyos ayes y lamentos,
De nadie son escuchados.
Es de ánimos depravados
Despreciar al infeliz,
Adular al que es feliz,
Profesar el egoísmo,
Sólo quererse a sí mismo
Cuando él mismo está en un triz.


IV
El que ayer de la fortuna
Se miró puesta en la cumbre
Hoy ni siquiera de lumbre
Para alumbrarse tiene una.
No es mucho que se confunda
El más claro entendimiento
Con el triste pensamiento
De lo que fue y de lo que es,
Sin esperar ni aun después
Aliviar su cruel tormento.


Lo blanco se volvió negro
Y lo negro se hizo nieve,
Sin haber uno que niegue
Ser pérdida sin reintegro.
Admirar no más me atrevo
Variación tan declarada,
Inaudita e inesperada;
Pero por más que lo inquiero ,
                                               Todos responden: “Yo infiero
                                               Que es la tortilla volteada”.





VI
El culto está en abandono,
La moral desconocida,
Y en su lugar sustituida
La impiedad en alto trono.
El escándalo es abono
De cualquiera acción malvada;
Y la verdad nunca hallada
Porque ella huyó la primavera,
Por no hallarse en la quimera
De la tortilla volteada.





VII
Los Prelados expatriados
Y la Iglesia abandonada,
La Religión despreciada
Y sus ministros odiados;
Los cánones anulados;
La virtud yace olvidada,
Proclamada la perfidia,
Burlada la diversión,
Y todos con la ocasión
De la tortilla volteada





VIII
No obstante, el sabio congreso
Se dedica con afán
A saber si el queso es pan,
O al contrario el pan es queso;
Si es impune todo exceso,
Si es doncella la preñada,
Si la viuda es antojada;
Y a esto, un mudo con denuedo,
Le señalo con el dedo
A la tortilla volteada.




IX
Los que por tan rara causa
Hoy se miran exceptuados,
Disfrutan muy desahogados
La guerra, con gusto y pausa.
La avaricia nunca pasa,
La ambición nunca es saciada,
Es grande el que era antes nada.
Y entre tanta batahola
Vemos que a cualquier hora
La tortilla está volteada.






X
El pueblo con energía
Pregunta:  ¿quién rige ahora?
Respóndele: Una señora
Llamada doña Anarquía.
En ella no hay simetría.
Porque nació trastornada,
Tosca y mal organizada;
Pero ha venido a ordenar
Que se acabe de quemar
Nuestra tortilla volteada




XI
Quien lo dice no soy yo;
La experiencia es quien lo muestra
Viéndose en la suerte nuestra
Lo que va de ayer a hoy.
Parece se ha hecho convoy
Entre furias infernales
Para envolver  tantos males
En una revolución
Insana en toda ocasión
Y de resueltas fatales.









XII
En metamorfosis tal
Toda admiración es poca.
Y jamás podrá la boca
Dar explicación formal;
Ni cabe en ningún detal
Descifrar esta ensalada,
Esta hallaca o empanada,
Este ajiaco o picadillo,
Esta morcilla o morcillo,
Esta tortilla volteada.



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