PLAZA BOLIVAR DE BARINAS

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ESTATUA PEDESTRE DEL LIBERTADOR PLAZA BOLIVAR DE BARINAS

martes, 28 de enero de 2014

LLANO ADENTRO  EN LETRA VIVA
(Volumen II)


TRESCIENTAS CANTAS LLANERAS


Entre uno de los legados más importantes que dejó el médico, ingeniero, pionero de la industria petrolera venezolana, doctor Carlos González Bona, fue el libro titulado Trescientas cantas llaneras, recopilación de coplas que por el llano caminan desde tiempos ancestrales y que, en una u otra manera, forman parte del inconsciente colectivo del llano, que es, según Jung, el lugar donde se alojan los atributos más puros y esenciales del carácter y la forma de ser de un pueblo.
            El doctor González Bona, fue un barinés -de Pedraza-, miembro de una honorable familia que en tiempos de la Guerra Federal emigró de Barinas hacia San Cristóbal. Él, gracias a su talento y espíritu emprendedor, llegó a involucrarse en muchas faenas civilizadoras en esa Venezuela donde todo estaba por  hacerse.
            La canta es una de las formas favoritas que tiene el llanero para  expresarse, -estilo que domina con maestría-. Esta recopilación atesorada por González Bona es la muestra de un trabajo hecho con constancia; ha tenido varias ediciones desde que fue dada a la luz pública por vez primera en abril de 1903, convirtiéndose en una obra de consulta necesaria para conocer la cultura llanera y entender nuestro folklore nacional.
            El doctor Carlos González Bona, escribe en el prólogo de esta obra: “Emprendo esta publicación movido del deseo de salvar del olvido páginas que yo creo interesantes de la poesía venezolana; esas páginas que no están escritas y que viven en la memoria de nuestro pueblo llanero, como vivieron los cantos del divino Homero, en la memoria de la Grecia.” Creo que lo hizo con presagios de añoranzas y amor por esa tierra ancha y larga de los llanos barineses, el solo recopilar la expresión popular de los habitantes de los llanos de Barinas es una acción digna y meritoria de reconocimiento.        
Disfruten algunas de las trescientas cantas llaneras que recopiló el doctor González Bona, que andan llano adentro, de voz en voz de los cantores, poetas y trovadores de la llanura inmensa.

De este llano afuera vengo
donde llaman El Sombrero;
de las muchachas bonitas
yo soy el alcabalero.

Aquí me estaré cantando
cantando hasta amanecer,
para que las flores verdes
vuelvan a reverdecer.


Desde mi tierra he venido
con el agua a la garganta,
sólo por venirte a ver
hermosa paloma blanca.


Acordarme no quisiera
de aquel término apureño,
del fulano Salazar
y el tal Nicolás Briceño.


Vamos a la mar, morena,
que allá nos embarcaremos:
tu cuerpo será el navío,
mis brazos serán los remos.


A la mar mandé por perlas
y me trajeron corales
para hacer unas pulseras
para alivio de mis males.


A las cuatro muere el sol
en los brazos de la tarde;
por eso la triste noche
viste de negros pañales.


Hasta los palos del monte
tienen su separación,
unos sirven para santos
y otros para hacer carbón.


El oficio e maraquero
es oficio condenao;
para todos hay asiento
y el maraquero parao.

Dale duro a esa bandola
que se acabe de quebrar;
que palos hay en el monte
y quien los sepa labrar.


El que cantare conmigo
apriétese los calzones,
no piense que va a comer
arepas con chicharrones.


A mi mesmo me da miedo
cuando levanto el tañío;
porque me hallo facultoso
y dueño de mi albedrío.


A caramba compañero,
cómo no voy a llorar
si una sola vida tengo
y me la quieren quitar.


Ninguno cante victoria
aunque en el estribo esté;
que muchos desde el estribo
se suelen quedar a pie.


El que nació para pobre
y es su sinio niguatero,
aunque le saquen la nigua,
siempre le queda el agujero.


No sirvo más a la patria,
la guerra me tiene loco;
porque el trabajo es muy recio
y el pago que dan es poco.


Yo no voy a la Guayana
por no dormir en la playa,
por no escucharle los golpes
que le dan a la muralla.

Santocristo de la Grita,
Virgen de Chiquinquirá
me sacaste de mi tierra,
volveme a poner allá.


De este llano abajo vengo
en mi caballo melao
atropellando cantores
como atropellar ganao.


Cuando yo tenía dinero
me llamaban don Tomás;
ahora, que no tengo nada
me llaman Tomás, no más.


Decile al señor alcalde
que me afloje la cabuya;
que si el amor es delito
mi pena es la misma suya.


En Caracas nacen rosas,
en La Guaira clavellinas;
en Maracay las paperas
y en la laguna, guabinas.


Si acaso te preguntare;
porque ella es muy preguntona,
dile que me llevan preso
los godos de Barcelona.
                                                                                                                              

Yo no le temo a la muerte
aunque la encuentre en la calle;
que sin licencia de Dios
la muerte no mata a nadie.


Y con esto adiós, señora,
hasta la noche que viene,
cantaremos tu rosario
si Dios con vida nos tiene.



1 comentario:

  1. JOSÉ E. MACHADO Cancionero Popular Venezolano Cantares y Corridos Galerones y Glosas Con varias notas geográficas, histórica, y lingüísticas, para explicar o aclarar el texto. (Contribución al Folklore venezolano.)
    EMP. EL cojo CARACAS- 1 9 19
    En la plenitud de la Pampa el viento de la noche trajo a nuestros oídos el eco de un canto, doliente como el postrer lamento de una vida que se extingue.
    El Autor.

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