LLANO ADENTRO EN LETRA VIVA
(Volumen
II)
LA
GUERRA FEDERAL
En 1858 se prende
la antorcha de la revolución; pero es el 20 de febrero de 1859, al proclamarse
la Guerra Federal en la ciudad de Santa Ana de Coro, cuando se enciende definitivamente
la hoguera de la revolución.
Hoy día se puede
afirmar con certeza que en el proceso federal se enfrentaron dos ideologías,
combatidas con dos formas de concebir la guerra. Las fuerzas patriotas de la
revolución, comandadas magistralmente por Ezequiel Zamora, un hombre de innegable
cualidades militares pero de formación empírica; y las fuerzas gubernamentales regidas
por Manuel Vicente de Las Casas, oficial graduado en la academia fundada por el
teniente coronel Juan Manuel Cajigal.
Por ser escenario
de la revolución, como en el período de la Independencia, Barinas sufre los
avatares de la guerra. En todo su territorio se originan escaramuzas y
enfrentamientos entre grupos oligarcas y federales.
En Barinas, el
bariniteño Napoleón Sebastián Arteaga sería el ideólogo de esta revolución,
llamada Guerra Larga o Guerra de los Cincos Años. En su natal Barinitas, los
godos son derrotados por seiscientos hombres de los liberales comandados por el
Coronel Natividad Pettit y José Ignacio Pulido; los derrotados huyen a la
provincia de Mérida.
El pueblo de
Calderas casi desaparece debido a los constantes ataques de los oligarcas andinos y en otro pueblo cercano a las
riberas del Apure, Nutrias, hubo sucesivos combates entre las fuerzas oligarcas
comandadas por el general Facundo Camero y las fuerzas revolucionarias
dirigidas por el general Pedro Manuel Rojas Mercado.
Siguió avanzando
el tiempo y se fue sembrando en el alma de los hombres la esperanza redentora,
como no ha dejado de ocurrir en este país, lleno de desengaño y promesas
incumplidas. Promesas de patria libre y de igualdad social para todos.
Por ello es que el
10 de diciembre de 1859, cuando los campos de Santa Inés sirvieron de escenario
de una de las más importantes batallas ocurridas en toda la historia política y
militar de Venezuela, desde Coro a Barinas sólo se oía en la voz de hombres y
mujeres impregnados de sueños y esperanza redentora el canto de la federación.
El cielo encapotado
anuncia tempestad
y el sol tras de las nubes
pierde su claridad.
Las tropas de Zamora
al toque del clarín
derrotan las brigadas
del godo malandrín.
Aviva la candela
el viento barinés
y el sol de la victoria
alumbra en Santa Inés.
¡Oligarcas, temblad,
viva la libertad!
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