PLAZA BOLIVAR DE BARINAS

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ESTATUA PEDESTRE DEL LIBERTADOR PLAZA BOLIVAR DE BARINAS

lunes, 27 de enero de 2014

Tres  Cronistas de mi pueblo.

El inexorable tiempo del pasado. El espacio entre el ayer y el hoy, narrado por hombres o mujeres, con mente lúcidas, recopilado y guardado, con celo, sin mezquindad, entre las paredes carnosas del cerebro y los tejidos musculosos del corazón, el torrente sanguíneo de venas y arterias, ayudan a conformar en nuestro ser esas ansias para escribir, las crónicas  e historias de nuestros pueblos. Las ideas, caminan, los hechos se descubren, el mensaje se esparce, la palabra se conjuga y entre todas, forman el misterio del pasado, el recuerdo de un antier, todo, convertido en presente. En esa inmensidad de la escritura, en ese juego perfecto de la recopilación, muchas veces utilizando el tecnicismo de la investigación, la pregunta aviesa, la interrogante llana, nos de la vida, la respuesta y nos ayuda a descubrir el sitio, el personaje, la costumbre la tradición, la vida misma, para poder escribir la crónica.
Tres Cronistas de mi pueblo, tres hombres, tres ideas, tres maneras del pensamiento, tres formas distintas en su visión, tres vidas, tres ocasos cuyo único fin, fué la descripción del humanismo, la verdad, la pureza arraigada en sus pueblos, la presencia del habitante, de la naturaleza, conjugados todos en un solo momento, en una sola pieza, en ese largo o cortometraje, impreso como testigo, del tiempo ido, pero presente y arraigado en nuestras mentes.
Fijos, en ese mundo de la descripción, atado y hermanados en el vocerío de una región, de distintos matices, de desiguales momentos, cambiantes en sus manifestaciones, pero sincerada y amena, en el transcurrir de su existencia, en ese juego perfecto llamado vocación, en el mundo de igualdad, herrado y tatuado en el cuerpo maravilloso de convivencia humana. Tres cronistas de mi pueblo, Tres  generaciones, Tres hombres, Tres quijotes, Tres hermanos, que solo la muerte pudo separarlos, pero que sus almas, que aun deambulan en calles del ayer, conviven con nosotros, y, sus libros con las crónicas, quedaron como un recuerdo, quedaron como testigos, del tiempo ido, con el sello de la personalidad de: DON CESAR ACOSTA SALDAÑA, DON JOSE ESTEBAN RUIZ GUEVARA Y DON CARLOS YUSTI VARGAS; Barineses los tres, amantes del silencio, de las casas viejas, respetuosos del quehacer humano, visionarios, arquitectos, artesanos, poetas, historiadores, arqueólogos, filósofos, humanistas, obreros de la cultura, maestros, Cronistas que con sus plumas, lápices y máquinas de escribir, imprimieron y escribieron, el sentimiento de sus pueblos, la bondad de sus gentes, la expresión de la madre natura y el imborrable recuerdo de un pasado, sentimental, glorioso, tranquilo, adornado con flores que nunca marchitaron, retratado en las aguas de un río impetuoso, guardado en el corazón de una gente, humilde, laboriosa y rica en sentimiento, por el pueblo que los vio nacer.
Tres voces, tres ecos, que aun, entre el llano del caballo pasitrotero y la neblina gris del piedemonte andino, recorren en majestuoso momentos, el camino por ellos transitados, con sus crónicas, todo amor, toda pasión.
Tres cronistas de mi pueblo. Pueblos sumidos en el recordar, en ese paseo imaginario, fabulado, que los caminos dibujaron y los hicieron espejismos, que la misma lejanía, convirtió en fantasmas, en leyendas, en cuentos, pero, que estos hombres recogieron en sus alforjas y hoja por hojas, guardaron muchas veces en sus bolsillos derruidos por el tiempo, a veces descocidos por el continuo uso, y, allí los guardaban, con celo, para no perderlos, los hacían tan suyos, porque allí se escribía la oralidad de ancianos y ancianas, de manuscritos, documentos, todo lo que pudiera darles, la visión de una originalidad, de una verdad o una mentira que el pueblo convirtió en hecho real.
Reseñas, que fueron caminantes, que anduvieron las distintas sendas, acompañantes de unos hombres capaces de escribir la lucidez de un pueblo, la locura de algunos y la algarabía de una naturaleza preñada de cosas sugestivas, vestidas con el ropaje de un arco iris o la semblanza de un paraje.
Tres Barineses, curtidos por el sol de la llanura, uno de cara fina, otro de barba desordenada y el tercero blanco de cabellos ondulados, don César Acosta, Ruiz Guevara y Carlos Yusti. Cronistas de mi pueblo, andariegos, peregrinos, fustigadores con el látigo de la escritura, y en el corcel indómito, de muchos cuadernos, de apuntes, que en cuartillas inmensas volcaron su experiencia, que la vida puso en sus manos y mentes.
Tres Cronistas, que jugaron papagayos, trompos y metras en las calles de tierra de su Barinas, toda historia, toda crónica.
Tres personajes, dos que vivieron la naciente era del petróleo de los años 45, en una Barinas rural, diezmada por el paludismo y la malaria y otro que el tica-tica-rian de la clave morse, la hizo suya y fue portador  de buenas y malas noticias, escritas en el telegrama del entonces. Tres  amantes del recuerdo, uno que en las calles empedradas se entregaba al juego del chas-chas de sus alpargatas en su niñez y de joven a pregonar el grito para ofrecer sus conservas o el pan de doña Rosa Urbana. Otro en su Nutrias, siempre amenazada por el río Apure, deambulaba con el temor de una crecida de rollo y mas tarde el fresco olor del cafeto en su Altamira o en  Mérida la de las nieves perpetuas. Otro en su Barrancas, junto al río del mismo nombre, quizás pescando  de niño, al golpear una piedra con otra piedra o acompañando al atarrayador, en su pesca solitaria, cronistas que la vida los hizo suyos y les entrego la dulzura de un canto o los hizo cómplice de una serenata en noches de amoríos a la joven enamorada. La vida hizo de estos tres hombres, un canto a la libertad, unos soñadores, unos protestatarios, luchadores, enemigos de las injusticias, guardianes del patrimonio y escritores de sueños y realidades, tres personajes, que nacieron para ser historias, y elevar con sus crónicas, el pasado, el ayer y el antier y convertirlos en el alma de un pueblo que ansía la gloria del presente.



Humberto de J. Murillo

Poeta Cronista

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